Terminator.

No me podía dormir.
Por ese tiempo, me preparaba un tesito de menta y manzanilla, para conciliar el sueño.
Tomé té.
Salí a fumar al balcón.
De pronto, como un trueno,
una explosión de luz blanca y celeste.
Cuando la luz se disipó, había un hombre, desnudo,
arrodillado en medio de la calle.
El hombre, se me hacia conocido,
de algún lado lo conozco, me dije.
Y claro, luego de verlo un rato, me di cuenta.
Era Arnaldo swakseneiger.
La respuesta paraguaya a James Brown.
Le chiflé.
Le dije, si quería venir a tomar unos mates.
Se acomodó en el sillón, se sentó sobre uno de sus lados, con las rodillas y caderas flexionadas, como apoyadas sobre el sillón; los pies cruzados y el brazo apoyado sobre el respaldo, con codo flexionado, lo que le permitía rascarse la nuca y jugar con su pelo, mientras me hablaba de una tal Sara O’connor.
Súbitamente, su miembro, se empezó a erectar.
Yo, que nunca fui maricón, me tiré sobre él.
Empecé a besarle las tetillas.
Sentí, un cosquilleo eléctrico caramelo, que me fascinó.
Luego, me abalancé sobre su pene. Lo empuñé con las dos manos, y lo jalé.
Lo embutí con la boca. Y no sé porque, empecé a temblar. Me hacia mover las orejas como un loco. Aunque quería, no podía despegarme. Me estaba saliendo humo del culo, y tenia, todo el cuerpo por dentro, caliente.
Sentía que me entraban por las venas como trecientos volts de electricidad liquida. Al verme temblar, él se levantó.
Yo ya estaba quedando negro.
Y yo que ya era morocho.
Con el humo y todo, parecía miguel Jackson en Thriller.
Empezó a mover las caderas.
Parecía un robot. Intentaba deshacerse de mí. Pero no había caso.
Ni uno.
Hasta que se hartó, y apoyó sus piernas en mis hombros, y haciendo fuerza, me desenchufó.
Salí despedido por la ventana.
Cuando desperté, estaba en el hospital.
Ahora, me gano la vida como imitador de Miguel Jackson, en la peatonal de Mar del plata. Estoy casado con la mujer cara de perro.
A él, no lo vi más.

1 comentario:

  1. Si, perdón, escribí tan atolondrada con mis palabras que no las expliqué, puse cadáver exquisito, porque leí ese poema tuyo como un poema de voces arrancadas, unidas, formando un cadáver exquisito.

    Cíclope

    ResponderEliminar