Mínimas.

Marisa consiguió trabajo como promotora,
cubre los francos de su amiga Silvia,
que le hizo la onda.
Marcelo no trabaja.
Marisa necesita tocar con los dedos todo lo que tiene por delante.
Por ejemplo si se le cruza un perro tiene que tocarlo.
No le importa donde.
En la cama, Silvia le arma una carpa al gato y lo mete ahí.
Silvia clava los dedos en el pan, no lo puede evitar.
A Marcelo Echegoyen lo echó Silvia del departamento
que alquilaban en el centro.
Marcelo durmió en la playa.
Se despertó a la mañana con frío y se metió en el museo de la marina.
Antes pasó por donde trabajaba Silvia,
pero se encontró con Marisa y se tomó diez actimel.
Silvia sale de la cama y va al baño.
Marcelo se sentó en el borde de un bote amarillo
que pertenecía al buque general Belgrano,
se quedo mirando unas maquetas
con replicas miniaturas de batallas navales,
estiró las piernas, y se prendió un faso.
El gato por el sillón.
A las dos horas Marcelo estaba en la comisaría.
Marisa estaba repartiendo potes de yogur en el puerto,
cuando de pronto, un colectivo se subió a la vereda
y la aplastó contra un edificio.
Por lo menos ahora tengo un lugar donde dormir
y no tengo que pagar alquiler, piensa Marcelo
en la celda.
Marisa murió instantáneamente.
Los pasajeros no se hicieron nada.
El cielo estaba gris.
Todos se acercaron a tomar las botellitas de actimel que yacían sobre la vereda.
En el puerto entran barcos enormes, con palabras en otros idiomas.
Nadie se dio cuenta que Marisa estaba ahí aplastada.

4 comentarios:

  1. estiró las piernas, y se prendió un faso.

    El gato por el sillón.

    A las dos horas Marcelo estaba en la comisaría.


    El gato por el sillón corta el mambo de Marcelo.

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  2. estás situaciones casi pertenecen a una pelicula maravillosa que se llama "silvia prieto" de martin reijtman

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