la canción nunca es la misma.

La canción nunca es la misma.


Me detengo ante la heladera abierta.
En un envase de yogurt hay un dibujo de una noche liviana y sin luna
que se desarma sobre una aldea.
Me voy hasta la pieza y prendo el televisor.
No sé, me imagino lo que los otros hablaran de nosotros.
¿Importa eso acaso?
Si los únicos que conocen la relación son los dos que la forman.
Tus amigas me odian y no me pueden ver,
pero nadie va a impedir que como otras noches
hoy hagamos el amor. De eso estoy seguro.
Ahora engancho una película y me duermo
sobre tus pechos,
mañana te tenes que ir temprano, a las doce vuelve mi mujer.


Y volvemos a estar abrazados en mi cama.
Roncás, te arrepollás contra un costado
y te llevas todas las frazadas.
Por momentos me gustaría ahorcarte.
Pero cuando estoy a punto de apretarte el cuello,
te das vuelta y me abrazas.
Y me doy cuenta que no puedo hacerlo.
Por la ventana entran todos los mosquitos
y se posan en la ropa arrugada a un costado,
ordenando el instante, calibrándolo para hacerlo explotar.




La cama brilla en la oscuridad
y tu agitado cuerpo se enciende
adentro de ella como una lámpara en el fondo del mar.
Está bien. Los dos en silencio revisando las reglas
de un juego que no queremos jugar.
Pero no todo es amor en el amor. y no todo es sexo en el sexo.
Prefiero no creer que esto sea amor,
prefiero creer que es un capricho de algunos días,
una relación inconsistente,
un sentimiento al que no acompaña la estima,
una costumbre fría,
una fantasía novelesca,
un gusto seguido de un rápido disgusto.


Esperando el colectivo
trato de ponerle un nombre a nuestra relación
No sé si sirve de algo
pero no se me ocurre ninguno.
El colectivo se acerca levantando polvo
tragándose gente desconocida como nosotros.
Pienso, en el chiste de los caníbales
haciéndose el sesenta y nueve sobre una parrilla.
Creo que ese seria un gran titulo.



No somos una gran pareja
No resolvemos misterios
No escalamos grandes montañas
No hacemos viajes enorme
No tenemos amantes ni aventuras gigantes
como Sartre y Simone de Beauvoir.
Somos una pareja simple
La unión de dos abstraccionesMiserables,
pero hay algo que sabemos,
que no son las alegrías las que tejen una vida de felicidad,
o son las desdichas quienes traman una vida infeliz ,sino,
que hay un tejido fino,casi una telaraña imperceptible,
hecha de banalidades,que es siempre la que decide y sostiene todo.

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