QUE

Escribía en la pieza que le alquilaba a la madre de una compañera de la facultad y se le venían a la mente imágenes de su pueblo y una lámpara de pie al lado de la ventana tapiada era la única luz que cabía en esa habitación.
A veces el sueño le ganaba, dejaba los apuntes y se tiraba en esa cama blanda y temblorosa, esa cama que era lo único que había podido traer, que era lo único que sentía que le pertenecía. La cama perfecta para atar al chavo del ocho y violarlo, hacerlo hombre. La cama ideal para tener a un gato caminando. Para morir de un paro cardiaco a los 22 años.

Vive en la casa de sus padres y tiene veinticinco años. Se hace el escritor y a la madrugada en el escritorio de su habitación despliega varias hojas lisas, una maquina de escribir y una pila de libros de poesía contemporánea.
Frente a la hoja en blanco se queda quieto, no sabe que hacer, no se le ocurre nada. Acerca un dedo a las teclas pero lo saca rápidamente como si estuviera metiendo la mano en fuego.
Luego lo vence el sueño y se que da mirando el armario. Adentro hay una caja con revistas porno. Y siempre es más fácil.

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