El día que nació Roberto Ramón Moussa, los cines del centro proyectaban casa blanca.
Podría haber sido un niño como cualquier otro, si su padre no lo hubiera golpeado.
Podría haber sido un joven formal, si no hubiera decidido escaparse de su casa a los diecisiete años.
Cuando decidió formar una familia, ya había pasado muchos inviernos bajo el toldo de un supermercado abandonado.
El día que murió Moussa, algunos niños se alegraron de no ver mas al croto del toldo, otros ni lo notaron.
Alguien en la vereda lo recordó, cuando las maquinas estaban demoliendo el supermercado.




El día que Martha conoció el mar, se quedo mirando el horizonte buscando a la nena que la miraba desde la otra orilla.
Su vida siguió un curso obvio y esperado.
Salvo una caída desde un árbol en un cumpleaños.
Una fiesta donde descubrió el amor.
Seguía hermosa en el funeral de su marido.
Seguía hermosa el día que cruzó la calle y encontró a la nena que la miraba desde la otra orilla.

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