.......el sol a esa hora se hacia sentir. A esa hora. La ruta parecía un camino que te impelía
dentro de un coctel de bananas explosivas que reviraba sobre el.
Mi novio comenzó a frotar mi verga por encima de mis pantalones cortos, abarrotando todo el interior del automóvil de un olor a pochoclo, bravo pero irrespirable. Bravo. El tufo me hizo calentar cada vez más. Y comencé a acariciar y llevar en palmas su colita metiéndole una bujía que encontre en la guantera.
En el asiento de atrás una figura blanca, casi de chiste, asomaba su pico resoplando de la calor. Y con la lengua afuera nos miraba entre raro como encendido. Raro.
Oteamos un telo y decidimos entrar hasta el otro día para continuar el viaje más frescos.
En el cuarto del hotel alojamos también a Nelson. Que se echó y bien cerca de la cama.
Inmediatamente Migue comenzó a jugar con mi pochocho, era un juego que practicabamos desde hace mucho, el se agarraba de mi pochocho y yo corría por toda la habitación arrastrándolo. Y parado arriba de la mesita de luz, lo hacia girar, volar. Como cuando sos chico y tu papá te agarra de los brazos y te hace volar.
En un momento lo tomé a miguel en mis brazos y lo apreté fuerte mientras sentía su pija en la mía y nos trenzábamos la boca lengua a lengua.
Y de pronto, mientras el migue me mordia y estiraba los labios con su jeta de peyeto, pegó un grito. Mezcla de placer con temor. Mezcla de. Y gritó.
Nelson, había metido su cabeza en el ano de miguel, y miguel me ordenaba que se lo quite, pero la situación me calentaba. La Celeridad en este caso fundaba los orgasmos. Los di vuelta y empecé a chuparle la pija a mi novio.
Fue uno de los 69 más hermoso que tuve en mi vida.
El migue ya se había olvidado de Nelson.
Y yo también, pero cuando estoy a punto de acabar siento como si me levantaran. No sé. Y siento que paso de la mediocre horizontalidad a la magnifica verticalidad.
Y veo que estamos arriba de Nelson, yo agarrado como un koala al pecho de migue. Con la boca en su entrepierna. Y miguel con todo el cuello de Nelson enterrado, casi hasta la mitad del tórax. Y empieza a correr. Con nosotros dos encima, ciego, salta por la ventana y cae a la ruta. Y enfila hacia el zoológico.
Y nada.
Y eso es lo que paso, señor oficial.
Nosotros jamás quisimos entrar al zoológico así, le juro que fue un accidente.
Ahora puedo ir a ver a mi novio?
Que me parece que le cortaron las piernas.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
oooooooooooooooooooooooooooooooo
Era una tarde de verano, yo había terminado de trabajar, y me estaba por bañar, cuando me tocan el timbre.
Me pongo la bata y voy a atender.
Miro por la rendija.
Era mi vecina marta, una vieja solterona que se la paso toda su vida sola, cuidando y dando la vida por unos perros mugrosos.
Abro la puerta y me dice si le puedo cuidar los perros que ella tiene que ir a ver a su hermano que esta internado y muy mal y un montón de cosas que no me interesaron.
Yo le digo que si, que los deje en la cocina, que yo me bañaba y salía.
Marta se va y yo me meto en la bañera, y me empiezo a masturbar, ya saben, eso de echarse agua con presión en el clítoris. Nada de otro mundo.
Cuando de pronto se abre la puerta del baño y entra choicho, el grandanes, yo me asomé y lo vi. Y cuando el me vio se metio dentro de la bañera, de un salto, yo casi me cago, me da un bobaso, ya estaba apunto de acabar, estaba re caliente, y no sé, me calento, aparte hacia tiempo que no lo hacia con mi novio, y le toque el pito, que se yo, le hice una pajita y la cosa se puso dura, era enorme, entonces fue cuando ya no aguante mas, Sali de la bañera y lo saqué al choicho de la pija y me puse en cuatro patas.
Me la metió enterita, a una velocidad increíble. Al principio me partía, pero después me hacia mover las orejas.
Fue un orgasmo tras otro.
Y yo gritaba como una mogolica. Una perra.
Al oírme los otros perros, que eran, un Chihuahua, un buldog y un dálmata, entraron al baño, yo me despegué del gran danés y salí a la cocina, me tire en el piso boca arriba y los perros detrás.
Parecían tipos.
Se me tiraron encima.
Abrí las piernas hasta que no pude mas, y el chihuahua me lamió, metió la cabeza en mi pochoclo y lamió.
Yo no aguantaba más.
Me saqué un poco de flujo y me lo pase por las tetas, y los otros dos empezaron a lamerme los pezones.
Entonces me puse en cuatro patas, me hice un rodete con el cabello, el chihuaha se había perdido en las profundidades de mi pochoclo.
y el gran danés me metió su verga.
El bulldog se agachó y me la chupó.
Cuando el grandanes acabó, sentí adentro como un manguerazo. Me salió leche por la orejas. Termine vomitando al chihuaha.
Ahora entiendo a doña marta, te juro, ahora entiendo al peronismo.
Estos textos deberían pasarse de largo. Lo colgué, para no perderlos. Pero ellos mismo hicieron ese trabajo que no quise.
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