Miércoles

La historia es así: La señora Mirtha Legrand, entra al supermercado chino donde yo trabajo. Entra flotando. La veo volar por encima de las góndolas como un feto flotando en formol. Se acerca. La miro a los ojos y se lo que quiere. Quiere que salgamos ahora a recorrer la ciudad. Me saco el delantal, me subo a su espalda y salimos. Los chinos me miran y me sacan fotos con el celular. La señora Legrand quiere que vayamos de vuelta a la plaza Rivadavia y le ayude a cazar hippies. Pasamos volando por toda la ciudad hasta que llegamos a la plaza. El aire es sobre natural. Desde arriba vemos a los hippies pequeñitos como hormigas. Tocan la guitarra, se arrojan en el barro y tal. Bajamos.
Con la caña y de anzuelo una tuca y un tambor, trato de pescar alguno. Pero nadie pica. No hay pique porque los naturistas fumadores de orégano ya saben de nuestras intenciones.
Es una trampa.
Ya saben de la señora Mirtha Legrand. Ya saben de nuestra empresa de cazar hippies y estudiarlos para ver que nutrientes se les puede quitar para mejorar la vida de las personas de bien. Y nos empiezan a tirar piedras, pelotitas de macramé rellenas con arroz. Las piedras vienen de todos lados. Desde las copas de los árboles. Desde las alcantarillas. Yo engarfio a la señora de las orejas y trato de esquivar las piedras. Pero me resulta casi imposible.
Medio ladrillo hueco golpea en el rostro de la señora Legrand. Perdemos altura. Y nos precipitamos al suelo, nos caemos en picada. Nos hacemos torta contra el asfalto.
Yo no puedo caminar. Estoy hecho bolsa. Pero la señora gracias a sus implantes rebota y no se hace daño. Yo me quedo en la vereda todo doblado. Pero la señora se va. Para un taxi, hace bajar al chofer y se va manejando. Mientras la gente me rodea y me pregunta, si estoy bien, si la señora va a volver.
Miércoles.

2 comentarios:

  1. ¡Date cuenta!
    ¿No te das cuenta?
    ¿No te das cuenta?
    Tomemos el próximo avión a Casablanca, uno de éstos días las medialunas no van a saber igual, así que o te ensalsás con el café y el edulcorante, o te atrevés a vivir la vida como es, así, en capas, como un pastelito dulce, o espolvoreado como un cañoncito, o con sangre de aristócrata como una merengada, o como una ga-lle-ti-ta de agua con semillitas de sésamo, o como la puta que te parió!

    ResponderEliminar
  2. Dice MIrtha que le dejes una tuca más. Le dieron ganas de seguir volando más y más sobre su más grande frase; carajo, mierda!!!

    Saludos !!
    Buenos textos.....

    ResponderEliminar